Bien, acá estoy después de mucho, con el secundario terminado y cuasi estudiando en la universidad. ¿Qué pasó en todo este tiempo? Bueno, paso a contarles.
Cuando terminé el secundario, más bien el Polimodal (que ya no existe más porque volvió todo al sistema educativo de antes) realmente no lo había terminado: me había llevado Matemática a Diciembre. Matemática... Qué materia nefasta, siempre la detesté, aunque antes no me iba tan mal. Claro, ese 'antes' se refiere a la primaria. Por lo tanto en la entrega de diplomas no figuraba el sello que da validez al papel que representa al verdadero título. En fin, la rendí y aprobé, después fui a que me pusieran el bendito sello (porque aunque en realidad el diploma vale solo para ponerlo en la pared al menos tiene que tenerlo).
Mientras todavía cursaba el último trimestre de clases me fui a anotar a la UBA (Universidad de Buenos Aires) para hacer el CBC (Ciclo Básico Común), una especie de pre universitario que se da en lugar de un examen de ingreso. ¿Y en qué carrera me anoté? Medicina. La cosa constaba de dos cuatrimestres en los que tenía que rendir tres materias en cada uno. Habré ido sólo un mes del primer cuatrimestre. ¿Qué pasó? Me harté. Me di cuenta que no iba a ser feliz si seguía en esa farsa de estudio, porque iba a seguir esa carrera no por mí sino por mi papá. Toda la vida quiso que fuera abogada o doctora, y como las leyes no me llaman la atención, la economía tampoco, me decidí por medicina porque algo me gusta la biología y todo eso. Tenía clases de Pensamiento Científico (algo así como Filosofía), Química y Matemática (esa materia me persigue). Como dije, no habré empezado el segundo mes cuando me di cuenta que no podía seguir. Ni siquiera llegué al primer parcial (examen). Simplemente dejé de ir. Dejarlo fue fácil, lo que no fue fácil fue tratarlo con mi papá. Comunicárselo y hacer que lo entendiera fue lo suficientemente difícil como para amargarme. Las charlas sobre el tema no terminaron exactamente en discusiones, porque no solemos levantar la voz, pero si en palabras dolorosas, más de su parte que mía.
Pasaba el tiempo y yo pensaba qué hacer. Empecé a considerar cambiarme de universidad a una a la que iba a ir una amiga que estaba todavía en el secundario y estudiar con ella Licenciatura en Turismo. Incluso fuimos con su papá a ver la universidad. ¡Me había encantado! Pero después de que llegara a mi casa, ya a la noche cuando mis viejos vieron el folleto que traje, empezó otra de esas charlas tensas y horribles. Lo único que salió de eso fue amargarme todavía más y que me desanimara el empezar esa nueva carrera. Mi papá argumentaba que había dejado Medicina a propósito para esperar a que mi amiga terminara el secundario y así poder ir juntas. ¿Alguna vez escucharon algo más estúpido? Aunque la idea de ir a la universidad junto con una amiga era hermosa, no lo había hecho a propósito. Pero en fin, mi papá siempre argumenta ideas estúpidas y sin sentido. En una ocasión, no recuerdo bien cuándo, me había molestado y ofendido tanto que estuve una semana sin hablarle. Ya ni sé cómo fue que volví a dirigirle la palabra.
Después de eso, nuevamente estaba sin rumbo. De vez en cuando investigaba carreras y universidades. Fue entonces que me topé con la carrera de Licenciatura en Actuación y me enamoré, pero otra vez surgieron discusiones y cuando vi el sistema de ingreso me desanimé. No estaba a tanta altura como para pretender entrar, así que deseché la idea. No sé después de cuánto tiempo me decidí por estudiar Edición. Todo al que le digo que estoy estudiando eso me pregunta: "¿Qué es eso?" Por Dios, tengan algo de imaginación al menos. Con esta carrera podría editar libros, revistas, diarios o volcarme para el lado de edición de imagen, audio y video. Las materias del CBC de esta carrera sólo eran dos en total: Pensamiento Científico y Sociedad y Estado (básicamente Historia -otra materia que odio-). Mi papá seguía sin estar convencido, aunque después de que le leí toda la información de la carrera parece que algo la aceptó. Tuve la suerte de quedar en la misma clase de un amigo en Pensamiento Científico, así que eso me animó. Me iba bastante bien en esa clase, además el profesor era gracioso y divertido, lo que hacía que las clases fueran interesantes. Sin embargo llegué a detestar Sociedad y Estado, lo que me llevó a revelarme y dejar de estudiar, por lo tanto a desaprobar ambos parciales. Aprobé la primera materia, pero todavía tengo que rendir la otra, así que hace un par de días fui a inscribirme. Estaba casi decidida a empezar a ir a la tarde, porque me cuesta demasiado levantarme a la mañana, y es que uno llega a odiarlo después de hacerlo seis años seguidos en el secundario. Además en invierno es horrible. Pero fui manipulada por un amigo, el mismo con el que cursaba Pensamiento Científico y me anoté en un horario de la mañana, aunque no tan temprano, afortunadamente. Ahora solo queda esperar a ver si me asignaron a ese horario o al alternativo.
Pero esto no termina acá. Sí, mal por ustedes que lo leen. Nuevamente estoy sintiendo desánimos en cuanto a esta carrera. ¿Por qué? Simple respuesta: ni puta idea. Siempre que elijo algo al tiempo deja de llamarme la atención. Cuando encontré la carrera de Edición y leí los contenidos me parecían geniales, pero ahora los leo y me parecen feos. Es como si no hubiera oficio que me venga bien y es frustrante porque me lleva a hacerme una pregunta odiosa: ¿De qué voy a vivir? Da miedo, ¿no? Así que actualmente estoy así:
Sé que no puedo volver a dejar el estudio, así que al menos voy a terminar esta materia y luego veré. Al menos así voy a tener aprobadas las dos materias principales de la mayoría de las carreras de la UBA.
¿Algo que me hace sentir un poquito mejor? No soy la única. Actualmente una amiga está en la misma situación y otra acaba de salir de ella. La primera comenzó el curso de ingreso cuando todavía estábamos en el secundario y pasó los exámenes con éxito. Todo el año pasado estuvo estudiando, de hecho se mató estudiando, tanto que no hablábamos casi nada. Hace poco volvimos a hablar y me contó que quiere cambiarse de carrera. Creo que mi cara de "What the fuck?" al leerlo fue épica. Resulta que le pasó lo mismo que a mí, no le gusta lo que está haciendo y no es feliz. La parte del padre también es la misma, aunque creo que más extrema que la mía. En fin, tiene una cuasi solución al tema.
La segunda es mayor que yo por dos años. Creo que cambió de carrera al menos unas tres veces, pero al igual que a mí ninguna la llenaba. Sin embargo ella hizo algo al respecto y no se quedó de brazos cruzados: empezó a trabajar. De hecho trabaja desde los dieciocho años. Eso es algo positivo, ya que no depende de sus padres y ahora es más independiente. Pero aunque no tuviera que pedirle plata a sus viejos, seguía en el dilema de qué hacer con su vida. Casi en todas nuestras conversaciones ella se hacía esa pregunta. "¿Qué voy a hacer con mi vida?" Yo siempre le sugería que siguiera algo relacionado con la moda, porque le encanta la ropa, los zapatos, el maquillaje y todo eso, así que me hizo caso y empezó clases de Corte y Confección en una de las escuelas de Roberto Piazza, pero aunque la terminó no va a seguir ahí. Durante este tiempo ella siguió buscando dónde estudiar hasta que hace unos días encontró el lugar perfecto: La Escuela Argentina de Moda. El sábado pasado ya fue a inscribirse y está súper feliz. Me alegro por ella, al fin encontró algo que le apasiona.
Yo por mi parte no es que nunca supiera lo que me gusta, toda la vida lo supe pero lamentablemente no es algo que te dé trabajo rápidamente. Sin embargo el último año tomé coraje y me inscribí en un taller de Teatro. Conocí personas geniales, aprendí cosas e incluso estuve sobre un escenario por primera vez. No era un teatro muy grande, pero era un teatro y eso es lo que importa. Me sorprendió lo cómoda que me sentí ahí arriba, antes de salir estaba tan nerviosa que pensé que iba a olvidarme mis diálogos pero una vez que empecé todo fluyó y creo que salió todo como debía ser. Ah... No hay nada más lindo que el aplauso del público, más cuando a lo último salís con todos tus compañeros y hacen el saludo final. Definitivamente pienso repetir la experiencia este año.
Si hubiera algo que pudiera pedir sería que los padres fueran más comprensivos. Tengo la suerte de que mi mamá me apoya, pero no tanta al tener un padre que cuestiona todo. Quizás para algunos sea al revés, o tengan el fastidio de que ambos padres sean igual de estúpidos en cuanto al tema. Pero tanto para aquellos que siguen en el secundario y están pensando en qué van a estudiar, como para aquellos que ya lo terminaron y están haciendo algo que no les gusta, lo importante es que piensen en ustedes y en nadie más, porque al final es su vida, son ustedes los que van a gastar tiempo y esfuerzo estudiando, son ustedes los que van a salir a trabajar y no vale la pena que por una casa lujosa hagan algo que detesten. Como yo digo, prefiero vivir abajo de un puente y hacer lo que me gusta que vivir en una mansión y hacer algo que no me apasiona. Sé que esto va a sonar cursi y trillado, pero si están en mi situación, no sean como yo y sean valientes, enfrenten lo que se oponga a su felicidad.
Finalmente se preguntarán qué voy a hacer. Bueno, como dije más arriba, voy a terminar esta materia y a sacármela de encima, voy a seguir en el taller de Teatro y quiero volver a estudiar canto, no quiero seguir aullando cual lobo. Probablemente busque trabajo, así al menos si dejo esta carrera también mi papá no me moleste tanto, aunque actualmente está aceptando que la Medicina no era para mí. Voy a poner a prueba eso de ir con la corriente a ver qué tal me va. Y como dice la canción: "Y si la saco ganada, después les contaré el resto."