Let's dance in style, let's dance for a while. Heaven can wait, we're only watching the skies. Hoping for the best but expecting the worst. Are you gonna drop the bomb or not? Let us die young or let us live forever. We don't have the power but we never say never. Sitting in a sandpit, life is a short trip. The music's for the sad man. [...] Some are like water, some are like the heat. Some are a melody and some are the beat. Sooner or later they all will be gone. Why don't they stay young? It's hard to get old without a cause, I don't want to perish like a fading horse. Youth is like diamonds in the sun, and diamonds are forever. [...] So many adventures couldn't happen today, so many songs we forgot to play, so many dreams are swinging out of the blue. We let them come true. Forever young, I wanna be forever young. Do you really want to live forever? Forever or never.

jueves, 14 de octubre de 2010

Nacida para esto.

-¿Crees que es serio? -preguntó Ethan al observar la escena.
-Se parece mucho a un caso que mi padre contaba -contesté, si era lo que estaba pensando, no sería demasiado serio.

En aquel momento el cuerpo del niño se retorció en una posición que a mí me pareció particularmente dolorosa. En aquel momento supe que tenía que actuar rápido. Comencé a dar mis órdenes. Pedí un espejo y al instante toda la familia comenzó a corretear por el apartamento.
Me alcanzaron uno pequeño. No era comparable con el que había usado mi padre, pero me serviría para aclarar mis sospechas. Me quité la costosa chaqueta de cuero negro y la dejé a un lado de la puerta, al mismo tiempo que Ethan comenzaba a hacer sus oraciones. Eran bastante eficientes, más de lo que se imaginan. Me había enseñado muchas para mis "trabajos" ya que había sido aprendiz de un viejo amigo de mi padre: el legendario Papa Midnite. A veces íbamos a visitarlo.

-¿Estás lo suficientemente conciente para hacer esto? -inquirió mi socio a mi derecha.
-No molestes -dije remangándome la camiseta- para empezar, tú quisiste que viniera y ahora no puedo retractarme -cuando tuve el espejo en mis mano supe que era el necesario para cubrir unas facciones y lo arrojé.

Aún con el pulso temblándome por la cantidad de alcohol consumido la madrugada pasada, puse arrojarlo precisamente a la altura de la cabeza del niño. Lo que se reflejó era algo casi indescriptible, pero podía definirse como una criatura deforme con una asquerosa sonrisa en lo que parecía ser una boca. Afortunadamente el espejo no llegó a romperse. Analicé aquel rostro horroroso, pero que para mí era más que familiar, y al fin dí mi "diagnóstico"...

-Es un soldado.
-¿Como aquella vez, eh?
-Exacto -y entonces me dí cuenta de algo- pero aquí no hay espejos grandes -y avancé para encontrarme con aquel caso y enfrentarlo cuerpo a cuerpo.

El niño permanecía atado -era una imagen realmente triste- y eso lo haría un poco más fácil. Subí a la cama manteniéndome de pie y aún pensando en qué podría hacer. Le pedí a Ethan que mientras trataba de coordinar mis neuronas adormecidas por el alcohol, siguiera llenando el cuarto de sus oraciones. Finalmente algo parecido a una idea, aunque era más improvisación que una idea, llegó a mi mente: tomé el espejo que había utilizado anteriormente y lo presioné contra su rostro mientras trabajaba en su cuerpo. Ahj... ya sé que sonó muy mal tratándose de un pobre niño de ocho años, cuyo nombre era Thomas -lo había escuchado de los gritos que provenían del pasillo- pero que más dá, era así. Ordené que me trajeran una jarra con agua y le coloqué caparazones de escarabajos chillones, siempre llevaba un poco conmigo. Comencé a rociar el agua en su cuerpo y veía como se sacudía en una suerte de epilsepsia endiablada, mientras Ethan mantenía el espejo en el rostro del pequeño.

Finalmente estaba alcanzando su cuello y subía por su mandíbula. Tiré una buena cantidad del líquido en la cabeza de Thomas y pude percibir como aquella cosa que lo atormentaba empezaba a encerrarse.

-¿Por qué siempre el rostro? -me sorprendió que en medio de aquello Ethan se pusiera a hacer preguntas estúpidas.
-¿Por qué no te callas? -dije molesta, pero aún así terminé contestando- No lo sé, probablemente son tan feos que buscan rostros más bonitos -los soldados siempre afectaban a las personas a partir del rostro, no sabía exactamente por qué, pero no me interesaba demasiado saberlo.

Seguidamente de haber rezado unas palabras en una lengua antigua mezclada con un poco de la tín, las convulsiones y forcejeos pararon repentinamente. Despacio y con cautela, aunque estaba casi segura de que no me afectaría, dí vuelta el espejo. Un pequeño soldado luchaba or salir de aquel objeto. Já... un principiante, recién creado.

-Soy Constantine, Sibylla Constantine, idiota. Recuérdame la próxima vez que quieras pasar a este mundo -y casi por primera vez recordé algo que me habían dicho mis padres- Por cierto, énvíale saludos a tu jefe de parte de mis padres -y alcé mi dedo medio.

Ethan simplemente rió ante mis palabras. Arrojé el espejo nuevamente, pero esta vez contra la pared más cercana. Se rompió en miles de pedazos, realmente muy pequeños. Los recojí como pude y los coloqué en un bote de basura para luego arrojar un fósforo encendio. El humo proveniente de aquel objeto era extremadamente negro. El rostro y condición de Thomas volvieron a la normalidad cuando me volví para examinarlo. Tenía lágrimas en sus ojos. Tomé su pulso y acaricié su cabello, tenía debilidad por los niños.

-Estarás bien -le dije y sonrió levemente.
-Gracias -alca´nzó a decir. Era de los pocos casos que al parecer estaba algo conciente de lo que le había ocurrido.

Me dirigí a la puerta y recojí mi chaqueta. No volví a ponerme los guantes. Me la puse y saqué de uno de mis bolsillos un paquete de cigarrillos. Heredé el vicio de mi padre, solo que no era tan adictivo para mí. Mi madre me había regalado un precioso encendedor con mi nombre grabado, a pesar de que estaba en contra del cigarrillo, que la última vez casi mata a mi padre. Encendí uno mientras caminaba por el pasillo hacia la salida al mismo tiempo que Ethan negociaba una tarifa a pagar. Le dije que no fuera demasiado, que estaba bien incluso si no podían pagar. Me alcanzó al cabo de unos minutos y me dió cerca de veinte dólares.

-Estaban muy agradecidos, pagaron con lo que pudieron -dijo simplemente- Suongo que cualquiera lo estaría si te sacan algo como eso del cuerpo.
-Un demonio... -dije pensativa y exhalé el humo. Me quedé en silencio un momento y luego dí otra pitada- Sí... Es gratificante esa sensación, supongo...
-¿Qué harás con el dinero?
-No lo sé, quizás sconseguir más escarabajos chillones.
-¿Los usarás para algo en especial?
-No -pronuncié despreocupadamente- simplemente quiero tenerlos por si se te ocurre levantarme de mi lecho improvisado en medio de una vereda para expulsar a un demonio soldado -volví a exhalar humo- otra vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aaaaaaa i need your help (? por que ponia esto aca xD T.T me quedo chotisimo D: ayudame xD

Fátima Acosta dijo...

soy fatima O_O nose si se nota que no caso una :S